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Seguro que en multitud de ocasiones te has dicho a ti mismo eso de cómo me apetece una cerveza bien fría, especialmente durante los calurosos días de verano en los que los excesos van a más. La bebida del lúpulo es uno de esos caprichos que casi siempre apetece, sobre todo teniendo en cuenta la cantidad de tipos existentes que pueden convertirse en el perfecto acompañamiento para cualquier comida. Sin embargo, lo bueno de la cerveza es que se puede tomar sola perfectamente. Hay pocas cosas que entren con tanta facilidad como una caña bien tirada de tu cerveza favorita. Eso sí, ¿sabes cómo tomarla? Cuidado con la cerveza muy fría porque puede ser que lleves mucho tiempo tomándola a una temperatura inadecuada y que no permite que disfrutes de ella al máximo. Al principio te extrañará, pero todo es acostumbrarse. ¡Los cambios pueden ser para bien!
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