Ago22
Descubre maridajes de cerveza fuera de lo común: qué pinta combina mejor con pizza hawaiana, churros o sushi y sorprende a tu paladar.
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Cuando pensamos en cerveza, casi siempre nos vienen a la cabeza las combinaciones clásicas: una rubia fría con tapas, una tostada con carne o una IPA con hamburguesa. Pero, ¿y si nos atrevemos a jugar un poco más? Los maridajes de cerveza tienen mucho más que ofrecer, incluso para platos que parecen imposibles. Sí, estamos hablando de pizza hawaiana, churros y sushi. Suena a broma, pero te prometemos que tu paladar agradecerá el experimento.
Los sommeliers de cerveza (sí, existen y se llaman cicerones) llevan años reivindicando que esta bebida no es solo cosa de bares y barbacoas. De hecho, el arte de combinar cervezas con comida es tan sofisticado como el del vino, pero con un toque más desenfadado y, seamos sinceros, menos pretencioso. Por eso, en esta guía te traemos propuestas atrevidas que rompen mitos y que pueden revolucionar tus cenas con amigos.
¿Por qué arriesgarse? Porque a veces la cerveza es el acompañante ideal incluso para los platos más insospechados. La clave está en entender cómo los sabores dulces, salados, ácidos y amargos de cada receta se cruzan con las características de cada tipo de cerveza. El resultado puede ir desde un choque épico hasta un flechazo instantáneo de sabor.
Maridajes de cerveza: mucho más que tópicos
Lejos de quedarse en lo típico, los maridajes de cerveza son un viaje de exploración gastronómica. La variedad es tan amplia —lager, IPA, stout, sour, wheat beer— que siempre hay una opción para resaltar o equilibrar el sabor de cualquier plato. Por eso no es descabellado pensar que incluso unos churros con azúcar puedan encontrar a su media naranja en una cerveza negra.
Combinaciones inesperadas que funcionan
Aquí van algunas propuestas que puedes probar si quieres convertir tu próxima comida en un laboratorio de sabor:
- Pizza hawaiana con IPA afrutada: la piña necesita alguien que entienda su dulzor tropical, y una IPA con notas cítricas hace justo ese trabajo. Además, el amargor contrasta con el jamón, logrando un balance que sorprende.
- Churros con stout o porter: el amargor del cacao y el café en estas cervezas negras se lleva de maravilla con el azúcar y la fritura. Es como un chocolate con churros… pero subido de nivel.
- Sushi con wheat beer (cerveza de trigo): fresca, ligera y con toques cítricos que se complementan con el pescado crudo y el wasabi. Además, limpia el paladar entre bocado y bocado.
- Queso azul con cerveza lámbica: si quieres ir más allá, prueba un queso fuerte con una cerveza belga de fermentación espontánea. Dulzor y acidez en un solo trago para equilibrar la intensidad del queso.
- Pollo frito con lager clásica: crujiente, salado y graso, pide a gritos una cerveza fresca, ligera y sin complicaciones.
En conclusión, los maridajes de cerveza no son solo un capricho de gourmets, sino una forma divertida y creativa de redescubrir la comida de siempre. Así que la próxima vez que alguien se ría de tu pizza con piña o tus churros con espuma, invítale a probar el maridaje. Quién sabe, quizá terminen pidiéndote otra ronda.